29 February 2012

El 29 de Febrero Lectura Bíblica Diaria





El 29 de Febrero Lectura Bíblica Diaria:


Jeremías 48 a 50:


Así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel, acerca de Moab: "¡Ay de Nebo, porque será devastada! ¡Quiriatayin será capturada y puesta en vergüenza! ¡Su fortaleza será humillada y destruida! La gloria de Moab ha desaparecido; en Hesbón maquinan el mal contra ella: ¡Vengan, hagamos desaparecer a esta nación! También tú, Madmén, serás silenciada, y la espada te perseguirá. Se oye el clamor desde Joronayin: ¡devastación y gran destrucción! Moab será quebrantada; ya se oyen los gritos de sus pequeños. Por la cuesta de Luhit suben llorando sin cesar; por la bajada de Joronayin se oyen gritos de dolor, por causa de la destrucción. ¡Huyan! ¡Sálvese quien pueda! ¡Sean como las zarzas del desierto! Por cuanto confías en tus obras y en tus riquezas, también tú serás capturada. Quemós, tu dios, irá al exilio, junto con sus sacerdotes y oficiales. El destructor vendrá contra toda ciudad, y ni una sola de ellas escapará. El valle quedará en ruinas, y la meseta quedará destruida, tal como lo ha dicho el Señor. Coloquen una lápida para Moab, porque yace destruida; sus ciudades están desoladas, y sin habitante alguno. "¡Maldito el que sea negligente para realizar el trabajo del Señor! ¡Maldito el que de la sangre retraiga su espada! "Moab ha vivido en paz desde su juventud; ha reposado sobre sus heces. No ha pasado de vasija en vasija, ni ha ido jamás al exilio. y no pierde su aroma. Pero vienen días afirma el Señor en que enviaré gente que transvasará a Moab; y vaciará sus vasijas y romperá sus cántaros. Entonces Moab se avergonzará de Quemós, como el pueblo de Israel se avergonzó de Betel, santuario en el que había depositado su confianza. "¿Cómo se atreven a decir: Somos guerreros, hombres valientes para la guerra? Moab será devastada y sus ciudades, invadidas afirma el Rey, cuyo nombre es el Señor Todopoderoso: descenderá al matadero. La ruina de Moab se acerca; su calamidad es inminente. Lloren por él todos sus vecinos, los que saben de su fama. Digan: ¡Cómo se ha quebrado el cetro tan poderoso e imponente! "Tú, que habitas en Dibón: desciende de tu lugar de honor y siéntate en el sequedal, porque el destructor de Moab te ataca y destruye tus fortificaciones. Tú, que habitas en Aroer, párate a la vera del camino, y observa; pregunta a los que huyen, hombres y mujeres: ¿Qué es lo que ha sucedido? Moab está humillado; ha sido destrozado. ¡Giman y clamen! ¡Anuncien por el río Arnón que Moab ha sido devastado! El juicio ha llegado hasta la meseta contra Holón, Yahaza y Mefat; contra Dibón, Nebo y Bet Diblatayin; contra Quiriatayin, Bet Gamul y Bet Megón, contra Queriot y Bosra, y contra todas las ciudades de Moab, cercanas y lejanas. El poder de Moab ha desaparecido; ¡su fuerza está abatida! afirma el Señor. "¡Emborrachen a Moab, porque ha desafiado al Señor! ¡Que se regodee en su vómito, y se convierta en objeto de burla! ¿Acaso no te burlabas de Israel, y con tus palabras lo despreciabas, como si hubiera sido sorprendido entre ladrones? Habitantes de Moab, ¡abandonen las ciudades y vivan entre las rocas! que anidan al borde de los precipicios. "Conocemos bien el orgullo de Moab, ese orgullo exagerado. ¡Tanta soberbia y tanto orgullo! ¡Tanta arrogancia y altivez! Yo conozco su insolencia, pero sus jactancias no logran nada afirma el Señor. Por eso lloro por Moab; gimo por toda su gente, sollozo por el pueblo de Quir Jeres. Lloro por ti, viña de Sibma, más que por Jazer; tus sarmientos sobrepasan el mar y llegan hasta Jazer, pero caerá el destructor sobre tu cosecha y sobre tu vendimia. De los fértiles campos de Moab han desaparecido el gozo y alegría. Acabé con el vino de tus lagares; ya nadie pisa las uvas entre gritos de alborozo; los gritos ya no son de regocijo. "El clamor de Hesbón llega hasta Elalé y Yahaza, su voz se alza desde Zoar hasta Joronayin y Eglat Selisiyá. se han secado. Acabaré con la gente de Moab que ofrece sacrificios en *altares paganos y quema incienso a sus dioses afirma el Señor. "Por eso, con sonido de flautas gime por Moab mi *corazón; con sonido de flautas gime mi corazón por Quir Jeres, porque han desaparecido las riquezas que acumularon. Toda cabeza está rapada y toda barba rasurada; en todas las manos hay incisiones, y todos están vestidos de luto. Sobre todos los techos de Moab, y por todas sus plazas, sólo se escuchan lamentos; porque rompí en pedazos a Moab como a una vasija desechada afirma el Señor. ¡Cómo quedó hecha pedazos! ¡Cómo gimen! del todo avergonzada. objeto de burla y de terror." Así dice el Señor: "¡Miren! Vuela el enemigo como águila; sobre Moab despliega sus alas. Sus ciudades serán capturadas, y conquistadas sus fortalezas. En aquel día, el corazón de los guerreros de Moab será como el de una parturienta. Moab será destruida como nación, porque ha desafiado al Señor. El terror, la fosa y la trampa, aguardan al habitante de Moab afirma el Señor. El que huya del terror caerá en la fosa; el que salga de la fosa caerá en la trampa; porque yo hago venir sobre Moab el tiempo de su castigo afirma el Señor. "A la sombra de Hesbón se detienen exhaustos los fugitivos. De Hesbón sale un fuego; de la ciudad de Sijón, una llama que consume las sienes de Moab y el cráneo de los arrogantes y revoltosos. ¡Ay de ti, Moab! El pueblo de Quemós está destruido; tus hijos son llevados al exilio; tus hijas, al cautiverio. Pero en los días venideros yo cambiaré la suerte de Moab", afirma el Señor. Aquí concluye el juicio contra Moab. Así dice el Señor acerca de los amonitas: "¿Acaso Israel no tiene hijos? ¿Acaso no tiene herederos? ¿Por qué el dios Moloc ha heredado Gad, y su pueblo vive en sus ciudades? Vienen días afirma el Señor en que yo haré resonar el grito de guerra contra Rabá de los amonitas; y se convertirá en un montón de ruinas, y sus ciudades serán incendiadas. a los que de todo la despojaron afirma el Señor. "¡Gime, Hesbón, porque Hai ha sido destruida! ¡Griten, hijas de Rabá! ¡Vístanse de luto, y hagan lamentación; corran de un lado a otro, dentro de los muros!, porque Moloc marcha al destierro, junto con sus sacerdotes y oficiales. ¿Por qué te jactas de tus valles, de tus fértiles valles, hija rebelde, que confías en tus tesoros y dices: ¿Quién me atacará?? Voy a hacer que te acose el terror por todas partes afirma el Señor Todopoderoso. Todos serán expulsados, cada uno por su lado, y nadie reunirá a los fugitivos. "Pero después de esto, cambiaré la suerte de los amonitas", afirma el Señor. Habitantes de Dedán: ¡Huyan, vuélvanse atrás! ¡Escóndanse en lo más profundo de la tierra! Yo provocaré un desastre sobre Esaú, pues le llegó la hora del castigo. Si los vendimiadores llegaran a ti, ¿no te dejarían algunos racimos? Si de noche te llegaran ladrones, ¿no se llevarían sólo lo que pudieran? Pero yo despojaré por completo a Esaú; descubriré sus escondites, y no podrá ocultarse. Sus hijos, parientes y vecinos, serán destruidos y dejarán de existir. ¡Abandona a tus huérfanos, que yo les protegeré la vida! ¡Tus viudas pueden confiar en mí!" Así dice el Señor: "Los que no estaban condenados a beber la copa de castigo, la bebieron. ¿Y acaso tú vas a quedarte sin castigo? ¡De ninguna manera quedarás impune, sino que también beberás de esa copa! Juro por mí mismo afirma el Señor, que Bosra se convertirá en objeto de maldición, y en horror, oprobio y desolación. Para siempre quedarán en ruinas todas sus ciudades." He oído un mensaje del Señor. Un heraldo lo anuncia entre las naciones: "¡Reúnanse, ataquen a la ciudad! ¡Prepárense para la guerra!" "Te haré pequeño entre las naciones, menospreciado entre los hombres. Tú, que habitas en las hendiduras de las rocas; tú, que ocupas las alturas de los montes: fuiste engañado por el terror que infundías y por el orgullo de tu corazón. Aunque pongas tu nido tan alto como el del águila, desde allí te haré caer afirma el Señor. Tan espantosa será la caída de Edom, que todo el que pase junto a la ciudad quedará pasmado al ver todas sus heridas. Será como en la destrucción de Sodoma y Gomorra y de sus ciudades vecinas; nadie volverá a vivir allí, ni la habitará ningún *ser humano afirma el Señor. "Como león que sale de los matorrales del Jordán hacia praderas de verdes pastos, en un instante espantaré de su tierra a los de Edom, y sobre ellos nombraré a mi elegido. Porque, ¿quién como yo? ¿Quién me puede desafiar? ¿Qué *pastor se me puede oponer?" Por eso, escuchen el plan que el Señor ha diseñado contra Edom; escuchen lo que tiene proyectado contra los habitantes de Temán: los más pequeños del rebaño; por causa de ellos sus praderas quedarán asoladas. Tiembla la tierra por el estruendo de su caída; hasta en el *Mar Rojo resuenan sus gritos. Remonta vuelo el enemigo, se desliza como un águila, extiende sus alas sobre Bosra. En aquel día se angustiarán los valientes de Edom, como se angustia una mujer de parto. Mensaje acerca de Damasco: "Jamat y Arfad están desconcertadas, pues ya saben de la mala noticia. Naufragan en el mar de la angustia, y no pueden calmarse. Damasco desfallece; trató de huir, pero la dominó el pánico. Se halla presa de la angustia y el dolor, como si estuviera de parto. ¿Por qué no ha sido abandonada la ciudad famosa, la que era mi delicia? En aquel día sus jóvenes quedarán tendidos en las calles; ¡perecerán todos sus soldados! afirma el Señor *Todopoderoso. Prenderé fuego al muro de Damasco, y los palacios de Ben Adad serán consumidos." Así dice el Señor acerca de Cedar y de los reinos de Jazor que fueron atacados por Nabucodonosor, rey de Babilonia: "¡Vamos, ataquen a Cedar! ¡Destruyan a esa gente del oriente! Sus carpas y rebaños les serán arrebatados, se llevarán sus toldos, bienes y camellos. La gente les gritará: ¡Cunde el terror por todas partes! "¡Huyan, habitantes de Jazor! Escapen ya, escóndanse en lo más profundo de la tierra afirma el Señor. Nabucodonosor, rey de Babilonia, maquina planes contra ustedes; contra ustedes ha diseñado un plan. "¡Vamos, ataquen a esta nación indolente que vive del todo confiada, nación que no tiene puertas ni cerrojos, y que vive muy aislada! afirma el Señor. Sus camellos serán el botín, y su numeroso ganado, el despojo. a los que se rapan las sienes; de todas partes les traeré su ruina afirma el Señor. Jazor se convertirá en una guarida de chacales, en un lugar desolado para siempre. Ningún ser humano vivirá allí, nadie habitará en ese lugar." La palabra del Señor acerca de Elam vino al profeta Jeremías al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá. Así dice el Señor Todopoderoso: "Voy a quebrar el arco de Elam; voy a acabar con lo mejor de su poderío. Voy a desatar contra Elam los cuatro vientos desde los cuatro confines de la tierra. Los voy a esparcir por los cuatro vientos, y no quedará nación alguna adonde no lleguen sus desterrados. Aterraré a Elam frente a sus enemigos, frente a los que atentan contra su vida; desataré mi ardiente ira, y traeré sobre ellos calamidad afirma el Señor. hasta que los haya exterminado. Estableceré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a sus oficiales afirma el Señor. "Pero en los días venideros cambiaré la suerte de Elam", afirma el Señor. La palabra del Señor acerca de los babilonios y de su país vino al profeta Jeremías: "¡Anuncien y proclamen entre las naciones! ¡Proclámenlo, levanten un estandarte! No oculten nada, sino digan: ¡Babilonia será conquistada! ¡Bel quedará en vergüenza! ¡Marduc quedará aterrado! ¡Sus imágenes quedan humilladas, y aterrados sus ídolos! Porque la ataca una nación del norte, que dejará desolada a su tierra. Hombres y animales saldrán huyendo, y no habrá nadie que la habite. "En aquellos días, en aquel tiempo, la gente de Israel y de Judá irá llorando en busca del Señor, su Dios afirma el Señor. Preguntarán por el camino de Sión, y hacia allá se encaminarán. en un pacto eterno, que ya no olvidarán. "Mi pueblo ha sido como un rebaño perdido; sus pastores lo han descarriado, lo han hecho vagar por las montañas. Ha ido de colina en colina, y se ha olvidado de su redil. Todos los que lo encuentran, lo devoran; No somos culpables decían sus enemigos, porque ellos pecaron contra el Señor; ¡él es morada de justicia, esperanza de sus antepasados! "¡Huyan de Babilonia; abandonen ese país! que guían a las ovejas. Porque yo movilizo contra Babilonia, una alianza de grandes naciones del norte. Se alistarán contra ella, y desde el norte será conquistada. que no vuelven con las manos vacías. Babilonia será saqueada, y todos sus saqueadores se saciarán afirma el Señor. "¡Ustedes, que saquean mi heredad, alégrense y regocíjense! ¡Salten como terneros en la pradera, relinchen como sementales! Pero la patria de ustedes quedará humillada; la que les dio la vida quedará en vergüenza. Será la última de las naciones; se convertirá en sequedal, desierto y estepa. Por el enojo del Señor no será habitada, sino que quedará en desolación. quedará pasmado al ver todas sus heridas. "¡Tomen posiciones alrededor de Babilonia, todos los que tensan el arco! ¡Dispárenle, no escatimen flechas, porque ha pecado contra el Señor! Griten en torno de ella: ¡Babilonia se rinde! ¡Cayeron sus torres, se derrumbaron sus muros! ¡Ésta es la venganza del Señor! ¡Vénguense de ella! ¡Páguenle con la misma moneda! Exterminen al que siembra en Babilonia, y al que maneja la hoz en la cosecha. Ante la espada del opresor, cada uno retorna a su pueblo, cada cual huye a su país. "Israel es como un rebaño descarriado, acosado por los leones. Primero lo devoró el rey de Asiria, y luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, le quebró todos los huesos." Por eso, así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: "Castigaré al rey de Babilonia y a su país como castigué al rey de Asiria. Haré que Israel vuelva a su prado y que se alimente en el Carmelo y en Basán. en las montañas de Efraín y Galaad. En aquellos días se buscará la iniquidad de Israel, pero ya no se encontrará. En aquel tiempo se buscarán los pecados de Judá, pero ya no se hallarán, porque yo perdonaré a los que deje con vida afirma el Señor. "¡Ataca el país de Meratayin y a los que viven en Pecod! ¡Mátalos, destrúyelos por completo! ¡Cumple con todas mis órdenes! afirma el Señor. ¡En el país hay estruendo de guerra y de impresionante destrucción! ¡Cómo ha sido quebrado y derribado el martillo de toda la tierra! ¡Babilonia ha quedado desolada en medio de las naciones! Te tendí una trampa, y en ella caíste antes de que te dieras cuenta. Fuiste sorprendida y apresada, porque te opusiste al Señor. El Señor ha abierto su arsenal, y ha sacado las armas de su ira; el Señor omnipotente, el Todopoderoso, tiene una tarea que cumplir en el país de los babilonios. ¡Atáquenla desde los confines de la tierra! ¡Abran sus graneros! ¡Amontónenla como a las gavillas! ¡Destrúyanla por completo! ¡Que no quede nada de ella! ¡Maten a todos sus novillos! ¡Llévenlos al matadero! ¡Ay de ellos, pues les ha llegado el día, el día de su castigo! Se oye la voz de los fugitivos, de los que escaparon de Babilonia; vienen a anunciar en Sión la venganza del Señor, nuestro Dios, la venganza por su templo. "Recluten contra Babilonia a los arqueros, a todos los que tensan el arco; acampen a su alrededor, y que no escape ninguno. Retribúyanle según sus obras, páguenle con la misma moneda. Porque ella ha desafiado al Señor, al Santo de Israel. Por eso en aquel día caerán sus jóvenes en las calles y perecerán todos sus soldados afirma el Señor. "Estoy contra ti, nación arrogante afirma el Señor, el Señor Todopoderoso; al fin ha llegado el día, el día de tu castigo. El arrogante tropezará y caerá, y no habrá quien lo ayude a levantarse. Prenderé fuego a todas sus ciudades, fuego que consumirá cuanto le rodea." Así dice el Señor Todopoderoso: "Israel y Judá son pueblos oprimidos; sus enemigos los tienen apresados, no los dejan en libertad. Pero su redentor es fuerte, su nombre es el Señor Todopoderoso. Con vigor defenderá su causa; traerá la *paz a la tierra, pero a Babilonia, el terror. "¡Muerte a los babilonios! ¡Muerte a sus jefes y sabios! afirma el Señor. ¡Muerte a sus falsos profetas! ¡Que pierdan la razón! ¡Muerte a sus guerreros! ¡Que queden aterrorizados! ¡Muerte a sus caballos y carros! ¡Muerte a todos sus mercenarios! ¡Que se vuelvan como mujeres! ¡Muerte a sus tesoros! ¡Que sean saqueados! ¡Muerte a sus aguas! ¡Que queden secas! Porque Babilonia es un país de ídolos, de ídolos terribles que provocan la locura. "Por eso las fieras del desierto vivirán allí con las hienas; también los avestruces harán allí su morada. Nunca más volverá a ser habitada; quedará despoblada para siempre. Será como cuando Dios destruyó a Sodoma y Gomorra, y a sus ciudades vecinas; allí nadie volverá a vivir, ni la habitará ningún ser humano afirma el Señor. "Del norte viene un ejército; desde los confines de la tierra se preparan una gran nación y muchos reyes. Vienen armados con arcos y lanzas; son crueles y desalmados. Vienen montados a caballo; su estruendo es como el bramido del mar. Contra ti, bella Babilonia, contra ti marchan en formación de combate, alineados como un solo hombre. El rey de Babilonia ha escuchado la noticia, y sus brazos flaquean; de él se apodera la angustia y le vienen dolores de parto. Como león que sale de los matorrales del Jordán hacia praderas de verdes pastos, en un instante espantaré de su tierra a los de Babilonia, y sobre ellos nombraré a mi elegido. Porque, ¿quién como yo? ¿Quién me puede desafiar? ¿Qué pastor se me puede oponer?" Por eso, escuchen el plan que el Señor ha diseñado contra Babilonia, escuchen lo que tiene proyectado en contra del país de los babilonios: los más pequeños del rebaño; por causa de ellos, sus praderas quedarán asoladas. Tiembla la tierra por la estruendosa caída de Babilonia; resuenan sus gritos en medio de las naciones.

Salmos 78 Nueva Versión Internacional:
Pueblo mío, atiende a mi enseñanza; presta oído a las palabras de mi boca. Mis labios pronunciarán parábolas y evocarán misterios de antaño, cosas que hemos oído y conocido, y que nuestros padres nos han contado. No las esconderemos de sus descendientes; hablaremos a la generación venidera del poder del Señor, de sus proezas, y de las maravillas que ha realizado. Él promulgó un decreto para Jacob, dictó una ley para Israel; ordenó a nuestros antepasados enseñarlos a sus descendientes, para que los conocieran las generaciones venideras y los hijos que habrían de nacer, que a su vez los enseñarían a sus hijos. Así ellos pondrían su confianza en Dios y no se olvidarían de sus proezas, sino que cumplirían sus mandamientos. Así no serían como sus antepasados: generación obstinada y rebelde, gente de corazón fluctuante, cuyo espíritu no se mantuvo fiel a Dios. La tribu de Efraín, con sus diestros arqueros, se puso en fuga el día de la batalla. No cumplieron con el pacto de Dios, sino que se negaron a seguir sus enseñanzas. Echaron al olvido sus proezas, las maravillas que les había mostrado, los milagros que hizo a la vista de sus padres en la tierra de Egipto, en la región de Zoán. Partió el mar en dos para que ellos lo cruzaran, mientras mantenía las aguas firmes como un muro. De día los guió con una nube, y toda la noche con luz de fuego. En el desierto partió en dos las rocas, y les dio a beber torrentes de aguas; hizo que brotaran arroyos de la peña y que las aguas fluyeran como ríos. Pero ellos volvieron a pecar contra él; en el desierto se rebelaron contra el *Altísimo. Con toda intención pusieron a Dios a prueba, y le exigieron comida a su antojo. Murmuraron contra Dios, y aun dijeron: "¿Podrá Dios tendernos una mesa en el desierto? Cuando golpeó la roca, el agua brotó en torrentes; pero ¿podrá también darnos de comer?, ¿podrá proveerle carne a su pueblo?" Cuando el Señor oyó esto, se puso muy furioso; su enojo se encendió contra Jacob, su ira ardió contra Israel. Porque no confiaron en Dios, ni creyeron que él los salvaría. Desde lo alto dio una orden a las nubes, y se abrieron las puertas de los cielos. Hizo que les lloviera maná, para que comieran; pan del cielo les dio a comer. Todos ellos comieron pan de ángeles; Dios les envió comida hasta saciarlos. Desató desde el cielo el viento solano, y con su poder levantó el viento del sur. Cual lluvia de polvo, hizo que les lloviera carne; ¡nubes de pájaros, como la arena del mar! Los hizo caer en medio de su campamento y en los alrededores de sus tiendas. Comieron y se hartaron, pues Dios les cumplió su capricho. Pero el capricho no les duró mucho: aún tenían la comida en la boca cuando el enojo de Dios vino sobre ellos: dio muerte a sus hombres más robustos; abatió a la flor y nata de Israel. A pesar de todo, siguieron pecando y no creyeron en sus maravillas. Por tanto, Dios hizo que sus días se esfumaran como un suspiro, que sus años acabaran en medio del terror. Si Dios los castigaba, entonces lo buscaban, y con ansias se volvían de nuevo a él. Se acordaban de que Dios era su roca, de que el Dios Altísimo era su redentor. Pero entonces lo halagaban con la boca, y le mentían con la lengua. No fue su corazón sincero para con Dios; no fueron fieles a su pacto. Sin embargo, él les tuvo compasión; les perdonó su maldad y no los destruyó. Una y otra vez contuvo su enojo, y no se dejó llevar del todo por la ira. Se acordó de que eran simples mortales, un efímero suspiro que jamás regresa. ¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto, y lo entristecieron en los páramos! Una y otra vez ponían a Dios a prueba; provocaban al Santo de Israel. Jamás se acordaron de su poder, de cuando los rescató del opresor, ni de sus señales milagrosas en Egipto, ni de sus portentos en la región de Zoán, cuando convirtió en sangre los ríos egipcios y no pudieron ellos beber de sus arroyos; cuando les envió tábanos que se los devoraban, y ranas que los destruían; cuando entregó sus cosechas a los saltamontes, y sus sembrados a la langosta; cuando con granizo destruyó sus viñas, y con escarcha sus higueras; cuando entregó su ganado al granizo, y sus rebaños a las centellas; cuando lanzó contra ellos el ardor de su ira, de su furor, indignación y hostilidad: ¡todo un ejército de ángeles destructores! Dio rienda suelta a su enojo y no los libró de la muerte, sino que los entregó a la plaga. Dio muerte a todos los primogénitos de Egipto, a las primicias de su raza en los campamentos de Cam. A su pueblo lo guió como a un rebaño; los llevó por el desierto, como a ovejas, infundiéndoles confianza para que no temieran. Pero a sus enemigos se los tragó el mar. Trajo a su pueblo a esta su tierra santa, a estas montañas que su diestra conquistó. Al paso de los israelitas expulsó naciones, cuyas tierras dio a su pueblo en heredad; ¡así estableció en sus tiendas a las tribus de Israel! Pero ellos pusieron a prueba a Dios: se rebelaron contra el Altísimo y desobedecieron sus *estatutos. Fueron desleales y traidores, como sus padres; ¡tan falsos como un arco defectuoso! Lo irritaron con sus santuarios paganos; con sus ídolos despertaron sus celos. Dios lo supo y se puso muy furioso, por lo que rechazó completamente a Israel. Abandonó el tabernáculo de Siló, que era su santuario aquí en la tierra, y dejó que el símbolo de su poder y gloria cayera cautivo en manos enemigas. Tan furioso estaba contra su pueblo que dejó que los mataran a filo de espada. A sus jóvenes los consumió el fuego, y no hubo cantos nupciales para sus doncellas; a filo de espada cayeron sus sacerdotes, y sus viudas no pudieron hacerles duelo. Despertó entonces el Señor, como quien despierta de un sueño, como un guerrero que, por causa del vino, lanza gritos desaforados. Hizo retroceder a sus enemigos, y los puso en vergüenza para siempre. Rechazó a los descendientes de José, y no escogió a la tribu de Efraín; más bien, escogió a la tribu de Judá y al monte Sión, al cual ama. Construyó su santuario, alto como los cielos, como la tierra, que él afirmó para siempre. Escogió a su siervo David, al que sacó de los apriscos de las ovejas, y lo quitó de andar arreando los rebaños para que fuera el pastor de Jacob, su pueblo; el pastor de Israel, su herencia. Y David los pastoreó con corazón sincero; con mano experta los dirigió.

Proverbios 12 Nueva Versión Internacional:
El que ama la disciplina ama el conocimiento, pero el que la aborrece es un necio. El hombre bueno recibe el favor del Señor, pero el intrigante recibe su condena. Nadie puede afirmarse por medio de la maldad; sólo queda firme la raíz de los justos. La mujer ejemplar es corona de su esposo; la desvergonzada es carcoma en los huesos. En los planes del justo hay justicia, pero en los consejos del malvado hay engaño. Las palabras del malvado son insidias de muerte, pero la boca de los justos los pone a salvo. Los malvados se derrumban y dejan de existir, pero los hijos de los justos permanecen. Al hombre se le alaba según su sabiduría, pero al de mal corazón se le desprecia. Vale más un Don Nadie con criado que un Don Alguien sin pan. El justo atiende a las necesidades de su bestia, pero el malvado es de mala entraña. El que labra su tierra tendrá abundante comida, pero el que sueña despierto es un imprudente. Los malos deseos son la trampa de los malvados, pero la raíz de los justos prospera. En el pecado de sus labios se enreda el malvado, pero el justo sale del aprieto. Cada uno se sacia del fruto de sus labios, y de la obra de sus manos recibe su recompensa. Al necio le parece bien lo que emprende, pero el sabio atiende al consejo. El necio muestra en seguida su enojo, pero el prudente pasa por alto el insulto. El testigo verdadero declara lo que es justo, pero el testigo falso declara falsedades. El charlatán hiere con la lengua como con una espada, pero la lengua del sabio brinda alivio. Los labios sinceros permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa dura sólo un instante. En los que fraguan el mal habita el engaño, pero hay gozo para los que promueven la paz. Al justo no le sobrevendrá ningún daño, pero al malvado lo cubrirá la desgracia. El Señor aborrece a los de labios mentirosos, pero se complace en los que actúan con lealtad. El hombre prudente no muestra lo que sabe, pero el corazón de los necios proclama su necedad. El de manos diligentes gobernará; pero el perezoso será subyugado. La angustia abate el corazón del hombre, pero una palabra amable lo alegra. El justo es guía de su prójimo, pero el camino del malvado lleva a la perdición. El perezoso no atrapa presa, pero el diligente ya posee una gran riqueza. En el camino de la justicia se halla la vida; por ese camino se evita la muerte.

El Libro de Los Hechos Capítulo 10 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES
CAPÍTULO 10
(41 d.C.)
CORNELIO

Y HABÍA un varón en Cesarea llamado Cornelio (presenta el principio de uno de los grandes puntos decisivos de la historia), centurión de la compañía que se llamaba la Italiana (responsable de unos cien hombres),
2 Piadoso (¡pero no salvo!) y temeroso de Dios con toda su casa (¡pero no salvo!), y que hacía muchas limosnas al pueblo (¡pero no salvo!), y oraba a Dios siempre (¡pero no salvo! todo esto era estupendo, y de seguro el Señor lo tomaba cuenta; pero no salvaba al hombre, al igual hoy en día no salva a nadie; ser religioso no constituye la Salvación; tiene que haber una aceptación de Cristo y Su Obra Terminada, si quiere ser salvo [Jn. 3:16; Rom. 10:9-10, 13]).
3 Éste vio en visión claramente, como a la hora novena del día (asimismo no lo salvó), que un Ángel de Dios entraba a él (¡esto tampoco lo salvó!), y le decía, Cornelio (¡aunque el Ángel conociera su nombre, esto no lo salvó!).
4 Y él (Cornelio), puestos en él (el Ángel) los ojos, espantado, dijo, ¿Qué es, Señor? (El título "Señor," por la manera en la cual Cornelio lo usó, no se refiere a la Deidad, sino más bien se refiere a respeto u honor.) Y (el Ángel) le dijo, Tus oraciones y tus limosnas han subido en memoria a la Presencia de Dios (un corazón que busca encontrará al Señor).
5 Envía pues ahora hombres a Jope (proclama el Ángel diciéndole a Cornelio lo que ha de hacer para poder oír el Evangelio, ya que él mismo no le podía presentar el Evangelio; ese privilegio se le da al hombre y no a los Ángeles), y haz venir a un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro (por medio de Pedro, el Señor abrirá la puerta al mundo Gentil, que por ellos Cristo murió):
6 Éste posa en casa de un Simón, curtidor, que tiene su casa junto al mar (presenta, como debiera ser obvio, el Señor siempre sabe exactamente donde está Su Pueblo): él te dirá lo que te conviene hacer (todo lo que él había hecho antes, por muy recomendable que sea, no lo salvó).
7 E ido el Ángel que hablaba con Cornelio (señala el principio de este escenario que sacudirá al mundo), llamó dos de sus criados, y un devoto soldado de los que le asistían (tiene que ver con los tres que fueron a traer a Pedro; estaba a unos cincuenta y seis kilómetros [treinta y cinco millas] de Cesarea a Jope);
8 A los cuales, después de habérselo contado todo (sin duda, se refirió a la visitación del Ángel, y lo que el Ángel había dicho), los envió a Jope.
LA VISIÓN
9 Y al día siguiente, yendo de camino ellos, y llegando cerca de la ciudad (es posible que quiere decir que ellos salieron de Cesarea poco después de recibir las instrucciones de Cornelio el día anterior), Pedro subió a la azotea a orar, cerca de la hora sexta (a las 12:00 del mediodía):
10 Y aconteció que le vino una gran hambre, y quiso comer (expresa que estuvo a punto de dejar de orar e ir a almorzar): pero mientras disponían, le sobrevino un éxtasis (un estado en el cual no está consciente de su entorno, y sólo ve lo que se le demuestra),
11 Y vio el Cielo abierto (antes de Jesús, el Cielo había estado cerrado; ¡debido a la Cruz, está abierto ahora!), y que descendía un cierto vaso, como un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la Tierra (una lección práctica):
12 En el cual había de todos los animales cuadrúpedos de la Tierra, y reptiles, y aves del cielo (al parecer todos eran animales y aves inmundos como en la lista que se encuentra en Lev., cap. 11).
13 Y le vino una Voz (proclama el Señor que ahora le habla a Pedro), Levántate, Pedro; mata y come (literalmente en el Texto Griego dice, "sacrifica y come").
14 Entonces Pedro dijo, Señor, no (Pedro ahora tiene que aprender una lección); porque ninguna cosa común e inmunda he comido jamás (se refiere a lo que es profanado y prohibido según la Ley de Moisés [Lev. 11; Deut. 14; Marc. 7:2]).
15 Y volvió la voz hacia él la segunda vez (declara una corrección dirigida a Pedro por el Señor), Lo que Dios limpió, no lo llames tú común (va directo al mismo corazón de las creencias Judías presentes; como dicho, el Señor le da Pedro una lección práctica, declarando que lo que Él hizo en la Cruz era tanto para el mundo Gentil como para el mundo Judío, con los Gentiles simbolizados por los animales inmundos).
16 Y esto fue hecho tres veces (intenta recalcar el significado de lo que se está diciendo): y el vaso volvió a ser recogido en el Cielo (la Visión se terminó).
17 Y estando Pedro dudando dentro de sí qué sería la visión que había visto (revela que, en esta etapa, Pedro no sabía realmente lo que el Señor le decía), he aquí, los hombres que habían sido enviados por Cornelio, que, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta (pronto se daría cuenta de lo que la Visión significaba, y entendería perfectamente lo que el Señor le estaba diciendo),
18 Y llamando, preguntaron si un Simón que tenía por sobrenombre Pedro, posaba allí (¡especificaba enérgicamente, para que sólo Pedro bastara!).
19 Y estando Pedro pensando en la Visión (intentaba entender lo que el Señor le había dicho), le dijo el Espíritu (el Espíritu Santo), He aquí, tres hombres te buscan.
20 Levántate, pues, y desciende (pertenece a Pedro que está en el tejado, que en aquel tiempo al igual ahora, en aquella zona es plano), y no dudes ir con ellos (no vacile ni demore en obedecer): porque yo los he enviado (ahora él comienza a entender lo que el Señor le estaba diciendo).
21 Entonces Pedro, descendiendo a los hombres que eran enviados por Cornelio; dijo, He aquí, yo soy el que buscáis: ¿cuál es la causa por la que habéis venido? (El Espíritu Santo no le dijo a Pedro lo que ellos querían ni el motivo de su llegada. Él sólo le dijo a Pedro que fuera con ellos, "no dudando nada.")
22 Y ellos dijeron, Cornelio, el Centurión (le describe de inmediato a Pedro que este hombre es un Gentil), varón justo y temeroso de Dios, y que tiene testimonio de toda la Nación de los Judíos, ha recibido respuesta por un Santo Ángel, de hacerte venir a su casa, y oír de ti palabras (lo que Cornelio ha de oír a fin de ser salvo; Pedro había sido elegido para entregar aquellas "Palabras," y ahora dependía de Cornelio para "oírlas").
23 Entonces metiéndolos dentro, los hospedó (nos dice que ya Pedro sabe lo que la Visión significaba, o por lo menos tiene una buena idea). Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos, y le acompañaron algunos de los Hermanos de Jope (seis Hermanos Judíos lo acompañaron [Hch. 11:1-18; 15:7]).
PEDRO
24 Y al otro día entraron en Cesarea (es probable que habían pasado la noche en Apolonia, que estaba a mediado del camino junto a la costa). Y Cornelio los estaba esperando, habiendo llamado a sus parientes y los amigos íntimos (es posible que hubiera mucha gente).
25 Y como Pedro entró, salió Cornelio a recibirle (esta reunión quizás ocurrió afuera de la casa, en la puerta), y derribándose a sus pies, le adoró (no necesariamente significa que Cornelio adoraba a Pedro, sino que nada más estaba adorando, en vista de que el pronombre "le" fue añadido por los traductores).
26 Mas Pedro hizo que se levantara (mejor traducido, "pero Pedro lo levantó"), diciendo, Levántate; yo mismo también soy hombre (él no debe postrarse ante él ni adorarle).
27 Y (Pedro) hablando con él (describe a Pedro que se pone al mismo nivel de Cornelio), entró, y halló a muchos que se habían juntado (insinúa que ellos se quedaron pasmados cuando lo vieron).
28 Y les dijo, Vosotros sabéis que es abominable a un varón Judío juntarse o llegarse al extranjero (le revela algo que sabían muy bien todos los Gentiles que residían en Israel no importa cuánto tiempo han residido ahí); mas me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo (nos dice que Pedro ahora entiende totalmente lo que significaba la Visión, con respecto al gran lienzo bajado del Cielo).
29 Por lo cual, llamado, he venido sin dudar (quiere decir que no hizo ninguna pregunta, sino que obedeció como el Espíritu Santo le dijo que hiciera): así que pregunto, ¿por qué causa me habéis hecho venir? (En realidad él ya lo sabía, pero quiso escuchar a Cornelio.)
30 Entonces Cornelio dijo, Cuatro días hace que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena estando orando en mi casa (a las 3:00 de la tarde), he aquí, un varón se puso delante de mí en vestido resplandeciente (el Ángel que resplandecía con la Presencia de Dios),
31 Y dijo, Cornelio, tu oración es oída, y tus limosnas han venido en memoria en la Presencia de Dios (Dios recuerda tanto lo bueno como lo malo; ¡a Su Tiempo, por consiguiente, Él recompensará según lo bueno y lo malo!).
32 Envía pues a Jope, y haz venir a un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro (se menciona por segunda vez, que nos indica la importancia de esto); éste posa en casa de Simón, curtidor, junto al mar: el cual venido, te hablará (se refiere al Camino de la Salvación aclarado por Pedro; significa que Dios usa a los hombres en esta capacidad, y no a los Ángeles).
33 Así que, luego envié a ti (insinúa que fue efectuado en menos de una hora); y tú has hecho bien en venir (quiere decir que estaban tan contentos que Pedro había llegado, y que había venido lo más pronto posible). Ahora pues, todos nosotros estamos aquí en la Presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha Mandado (¡ellos estaban listos!).
LOS GENTILES
34 Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo (proclama una verdad profunda, tan simple como era; el Evangelio romperá ahora los límites del Judaísmo, a pesar de los esfuerzos del hombre para hacer lo contrario), En verdad hallo que Dios no hace acepción de personas (Pedro no tiene la intención de insinuar que esta Verdad es nueva, porque no la es [II Sam. 14:14], pero hasta ese momento Pedro la había aplicado sólo a los Judíos, no a los Gentiles):
35 Sino que en cualquier Nación (el Evangelio es para todos) el que Le teme y obra justicia, es acepto a Él (el pronombre "Él" se refiere a Cristo; Dios aceptó el Sacrificio de Cristo en la Cruz, y todos los que aceptan a Cristo y la Cruz son aceptados con "Él").
36 Envió Palabra Dios a los Hijos de Israel, anunciando la paz por Jesucristo (esta es la Paz que resulta de la Justificación, que viene al instante cuando se acepta a Cristo): (Éste es el Señor de todos:) (Jesucristo es el Señor porque Él ha hecho posible la Salvación para todos aquellos que creen [Fil. 2:11]).
37 Vosotros sabéis (se refiere a la Vida, el Ministerio, la Muerte, la Resurrección y la Ascensión de Cristo) lo que fue divulgado por toda Judea, comenzando desde Galilea después del Bautismo que Juan predicó (Juan presentó a Cristo);
38 Cuanto a Jesús de Nazaret, cómo Lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con Poder (como Hombre, Cristo necesitaba el Espíritu Santo, de seguro ¡nosotros Lo necesitamos también! desde luego, todo lo que Él hizo fue por el Poder del Espíritu): El Cual anduvo haciendo bienes (todo lo que Él hizo era bueno), y sanando a todos los oprimidos del Diablo (sólo Cristo podía hacer esto, y los Creyentes pueden hacer lo mismo únicamente al revestirlos Cristo del Poder por el Espíritu); porque Dios estaba con Él (Dios está con nosotros sólo cuando estamos "con Él").
39 Y nosotros (los Apóstoles y otros) somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de Judea, y en Jerusalén (Jerusalén es deducido porque era el centro de la autoridad religiosa; entonces ellos ya no tenían excusas); Al Cual ellos mataron colgándole en un madero ("ellos" se refirió "al Sanedrín," los líderes religiosos de Israel):
40 A Éste levantó Dios al tercer día (Pedro afirma la Resurrección de Cristo), y Lo dio a conocer abiertamente (Jesús se reveló después de la Resurrección a mucha gente);
41 No a todo el pueblo (no a todo Israel), sino a los testigos que Dios antes había ordenado (a aquellos que tenían la Fe en Él y Creyeron), es a saber, a nosotros que comimos y bebimos con Él, después que resucitó de los muertos (expresa que Jesús no era un espíritu, o una mera aparición, sino más bien un hombre real, físico y vivo).
42 Y nos Mandó que predicásemos al pueblo (presenta la Manera de Dios para difundir el Evangelio), y testificásemos que Él es El Que Dios ha puesto por Juez de vivos (los vivientes) y muertos (hoy Jesús es el Salvador, mañana Él será el Juez).
43 A Éste dan testimonio todos los Profetas (quiere decir que Él cumplió todas las Profecías), de que todos (cualquiera en el mundo) los que en Él creyeren (Cree en Quien y lo Que Él ha hecho, refiriéndose a la Cruz), recibirán perdón de pecados (libertad, liberación, perdón) por Su Nombre (Su Nombre Solo).
EL ESPÍRITU SANTO
44 Estando aún hablando Pedro estas palabras (con respecto a Creer en Él), el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el Sermón (aunque no existe mucha información sobre esto, este es el momento cuando Cornelio y su casa aceptaron a Cristo, y fueron salvos).
45 Y se espantaron (por lo que vieron al Señor hacer, que no se podía negar) los fieles (creyeron en Cristo) que eran de la Circuncisión (los Judíos), que habían venido con Pedro, de que también sobre los Gentiles se derramase el Don del Espíritu Santo (Cornelio y su casa fueron salvos, y un poco más tarde fueron Bautizados con el Espíritu Santo; ¡vaya qué reunión!).
46 Porque los oían que hablaban en lenguas (es la evidencia inicial física de que ha sido Bautizado con el Espíritu Santo; esto siempre y sin excepción acompaña el Bautismo del Espíritu), y que magnificaban a Dios (quiere decir que dejaban de hablar en lenguas momentáneamente, y luego comenzaban a elogiar a Dios en su lengua natural, magnificando Su Nombre). Entonces respondió Pedro (presenta al Apóstol que estaba por dar otro paso),
47 ¿Puede alguno impedir el agua, para que no sean bautizados (habían aceptado a Cristo y habían sido Bautizados con el Espíritu, por eso debían ser Bautizados en Agua, y así se hizo) éstos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? (Millones de Gentiles desde aquel día han sido Bautizados con el Espíritu Santo.)
48 Y les Mandó bautizar en el Nombre del Señor Jesús (simplemente quiere decir, "por la Autoridad del Señor"). Entonces le rogaron que se quedase por algunos días (¡que posiblemente lo hizo!).

1 Corintios 13 Nueva Versión Internacional:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

Hebreos 10:35-12:4 Nueva Versión Internacional:
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida.
Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8 Nueva Versión Internacional:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no andan conforme a la naturaleza pecaminosa sino conforme al Espíritu. Pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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28 February 2012

El 28 de Enero Lectura Bíblica Diaria


El 28 de Enero Lectura Bíblica Diaria:

Levítico 27 a Números 2:
El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: "Cuando alguien quiera hacerle al Señor un voto especial equivalente al valor de una persona, se aplicará el siguiente cálculo: "Por los varones de veinte a sesenta años de edad se pagarán cincuenta monedas de plata, según la tasación oficial del santuario. "Por las mujeres se pagarán treinta monedas de plata. "Por los varones de cinco a veinte años de edad se pagarán veinte monedas, y diez monedas por las mujeres de la misma edad. "Por los niños de un mes a cinco años se pagarán cinco monedas, y tres monedas por las niñas de la misma edad. "Por los varones mayores de sesenta años se pagarán quince monedas, y diez monedas por las mujeres de la misma edad. "Si quien hace el voto es tan pobre que ni el precio estipulado puede pagar, se le hará comparecer ante el sacerdote, el cual fijará el valor a pagar, según los recursos de quien haga el voto. "Si lo que se presenta como ofrenda al Señor es un animal, éste quedará consagrado por haber sido ofrecido al Señor. No podrá cambiarse ni sustituirse un animal bueno por uno malo, ni un animal malo por uno bueno. Si se cambia un animal por otro, ambos quedarán consagrados. "Si lo que se presenta como ofrenda al Señor es un animal impuro, se llevará el animal ante el sacerdote, quien determinará el valor del animal. El cálculo aplicado por el sacerdote deberá aceptarse, cualquiera que éste sea. Si el dueño quiere rescatar el animal, deberá añadir una quinta parte al valor que haya fijado el sacerdote. "Si alguno consagra su casa al Señor, el sacerdote determinará su valor. El cálculo aplicado por el sacerdote deberá aceptarse, cualquiera que éste sea. Si el que consagró su casa quiere rescatarla, deberá añadir una quinta parte al valor que haya fijado el sacerdote, y la casa volverá a ser suya. "Si alguno consagra al Señor parte del campo de su heredad familiar, su precio se determinará según la cantidad de semilla que se requiera para sembrarlo, a razón de cincuenta monedas de plata por cada doscientos veinte litros de semilla de cebada. Si consagra su campo a partir del año del jubileo, dicho precio se mantendrá; pero si lo consagra después del jubileo, el sacerdote hará el cálculo según el número de años que falten para el próximo jubileo, con el descuento correspondiente. "Si el que consagra su campo realmente quiere rescatarlo, deberá añadir una quinta parte al valor que haya fijado el sacerdote, y el campo volverá a ser suyo. Pero si no lo rescata, o se lo vende a otro, ya no podrá rescatarlo. Cuando en el jubileo el campo quede libre, será consagrado como campo reservado para el Señor, y pasará a ser propiedad del sacerdote. "Si alguno compra un campo que no sea parte de su heredad familiar, y lo consagra al Señor, el sacerdote determinará su precio según el tiempo que falte para el año del jubileo. Ese mismo día, el que consagra el campo pagará el monto de su valor. Es algo consagrado al Señor. En el año del jubileo, el campo volverá a ser parte de la heredad familiar de su dueño anterior. "Todo precio se fijará según la tasación oficial del santuario, que es de diez gramos por moneda. "Sin embargo, nadie podrá consagrar la primera cría de su ganado, sea de res o de oveja, pues por derecho las primeras crías le pertenecen al Señor. Si se trata de animales impuros, se podrán rescatar pagando el valor fijado por el sacerdote, más una quinta parte. Si no se rescata, se venderá en el precio que el sacerdote haya fijado. "Nadie podrá vender ni rescatar sus bienes, sean hombres, animales o campos, si los ha consagrado como propiedad exclusiva del Señor. Todo cuanto se consagra como propiedad exclusiva del Señor, es cosa santísima. Ninguna persona así consagrada podrá ser rescatada, sino que será condenada a muerte. "El diezmo de todo producto del campo, ya sea grano de los sembrados o fruto de los árboles, pertenece al Señor, pues le está consagrado. Si alguien desea rescatar algo de su diezmo, deberá añadir a su valor una quinta parte. En cuanto al diezmo del ganado mayor y menor, uno de cada diez animales contados será consagrado al Señor. El pastor no hará distinción entre animales buenos y malos, ni hará sustitución alguna. En caso de cambiar un animal por otro, los dos quedarán consagrados y no se les podrá rescatar." Éstos son los mandamientos que el Señor le dio a Moisés para los israelitas, en el monte Sinaí.
Números 1 a 2:
El Señor le habló a Moisés en el desierto de Sinaí, en la Tienda de reunión, el día primero del mes segundo, en el segundo año después de que los israelitas salieron de Egipto. Le dijo: "Hagan un censo de toda la comunidad de Israel por clanes y por familias patriarcales, anotando uno por uno los nombres de todos los varones. Tú y Aarón reclutarán por escuadrones a todos los varones israelitas mayores de veinte años que sean aptos para el servicio militar. Para esto contarán con la colaboración de un hombre de cada tribu, que sea jefe de una familia patriarcal. "Éstos son los nombres de quienes habrán de ayudarles: por la tribu de Rubén, Elisur hijo de Sedeúr; por la de Simeón, Selumiel hijo de Zurisaday; por la de Judá, Naasón hijo de Aminadab; por la de Isacar, Natanael hijo de Zuar; por la de Zabulón, Eliab hijo de Helón; por las tribus de los hijos de José: Elisama hijo de Amiud por la tribu de Efraín, y Gamaliel hijo de Pedasur por la de Manasés; por la tribu de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni; por la de Dan, Ajiezer hijo de Amisaday; por la de Aser, Paguiel hijo de Ocrán; por la de Gad, Eliasaf hijo de Deuel; por la de Neftalí, Ajirá hijo de Enán." A éstos la comunidad los nombró jefes de las tribus patriarcales y comandantes de los escuadrones de Israel. Moisés y Aarón tomaron consigo a los hombres que habían sido designados por nombre, y el día primero del mes segundo reunieron a toda la comunidad. Uno por uno fueron empadronados por clanes y por familias patriarcales. De este modo quedaron anotados los nombres de todos los varones mayores de veinte años, tal como el Señor se lo había mandado a Moisés. Este censo lo hizo Moisés en el desierto de Sinaí. Los descendientes de Rubén, primogénito de Israel, quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales, según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. El número de la tribu de Rubén llegó a cuarenta y seis mil quinientos hombres. Los descendientes de Simeón quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. El número de la tribu de Simeón llegó a cincuenta y nueve mil trescientos hombres. Los descendientes de Gad quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. El número de la tribu de Gad llegó a cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta hombres. Los descendientes de Judá quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. El número de la tribu de Judá llegó a setenta y cuatro mil seiscientos hombres. Los descendientes de Isacar quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. El número de la tribu de Isacar llegó a cincuenta y cuatro mil cuatrocientos hombres. Los descendientes de Zabulón quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. El número de la tribu de Zabulón llegó a cincuenta y siete mil cuatrocientos hombres. Los descendientes de José: Los descendientes de Efraín quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. El número de la tribu de Efraín llegó a cuarenta mil quinientos hombres. Los descendientes de Manasés quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. El número de la tribu de Manasés llegó a treinta y dos mil doscientos hombres. Los descendientes de Benjamín quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. El número de la tribu de Benjamín llegó a treinta y cinco mil cuatrocientos hombres. Los descendientes de Dan quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. El número de la tribu de Dan llegó a sesenta y dos mil setecientos hombres. Los descendientes de Aser quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. El número de la tribu de Aser llegó a cuarenta y un mil quinientos hombres. Los descendientes de Neftalí quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. El número de la tribu de Neftalí llegó a cincuenta y tres mil cuatrocientos hombres. Éste es el resultado del censo que hicieron Moisés y Aarón, con la ayuda de los doce jefes de Israel, cada uno en representación de su familia patriarcal. Todos los israelitas mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar fueron anotados, según su familia patriarcal. El total llegó a seiscientos tres mil quinientos cincuenta israelitas censados. Los levitas no fueron censados con los demás, porque el Señor le había dicho a Moisés: "A la tribu de Leví no la incluirás en el censo de los hijos de Israel. Más bien, tú mismo los pondrás a cargo del santuario del pacto, de todos sus utensilios y de todo lo relacionado con él. Los levitas transportarán el santuario y todos sus utensilios. Además, serán los ministros del santuario y acamparán a su alrededor. Cuando haya que trasladar el santuario, los levitas se encargarán de desarmarlo; cuando haya que instalarlo, serán ellos quienes lo armen. Pero cualquiera que se acerque al santuario y no sea sacerdote, morirá. Todos los israelitas acamparán bajo su propio estandarte y en su propio campamento, según sus escuadrones. En cambio, los levitas acamparán alrededor del santuario del pacto, para evitar que Dios descargue su ira sobre la comunidad de Israel. Serán, pues, los levitas los encargados de cuidar el santuario del pacto." Los israelitas hicieron todo conforme a lo que el Señor le había mandado a Moisés. El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: "Los israelitas acamparán alrededor de la Tienda de reunión, mirando hacia ella, cada cual bajo el estandarte de su propia familia patriarcal. "Al este, por donde sale el sol, acamparán los que se agrupan bajo el estandarte del campamento de Judá, según sus escuadrones. Su jefe es Naasón hijo de Aminadab. Su ejército está integrado por setenta y cuatro mil seiscientos hombres. "A un lado de Judá acampará la tribu de Isacar. Su jefe es Natanael hijo de Zuar. Su ejército está integrado por cincuenta y cuatro mil cuatrocientos hombres. "Al otro lado acampará la tribu de Zabulón. Su jefe es Eliab hijo de Helón. Su ejército está integrado por cincuenta y siete mil cuatrocientos hombres. "Todos los reclutas del campamento de Judá, según sus escuadrones, suman ciento ochenta y seis mil cuatrocientos hombres, los cuales marcharán a la cabeza. "Al sur acamparán los que se agrupan bajo el estandarte del campamento de Rubén, según sus escuadrones. Su jefe es Elisur hijo de Sedeúr. Su ejército está integrado por cuarenta y seis mil quinientos hombres. "A un lado de Rubén acampará la tribu de Simeón. Su jefe es Selumiel hijo de Zurisaday. Su ejército está integrado por cincuenta y nueve mil trescientos hombres. "Al otro lado acampará la tribu de Gad. Su jefe es Eliasaf hijo de Reuel. Su ejército está integrado por cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta hombres. "Todos los reclutas del campamento de Rubén, según sus escuadrones, suman ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta hombres, los cuales marcharán en segundo lugar. "Entonces se pondrá en marcha la Tienda de reunión junto con el campamento de los levitas que está situado en medio de los demás campamentos. Partirán en el mismo orden en que hayan acampado, cada uno en su lugar y bajo su estandarte. "Al oeste acamparán los que se agrupan bajo el estandarte del campamento de Efraín, según sus escuadrones. Su jefe es Elisama hijo de Amiud. Su ejército está integrado por cuarenta mil quinientos hombres. "A un lado de Efraín acampará la tribu de Manasés. Su jefe es Gamaliel hijo de Pedasur. Su ejército está integrado por treinta y dos mil doscientos hombres. "Al otro lado acampará la tribu de Benjamín. Su jefe es Abidán hijo de Gedeoni. Su ejército está integrado por treinta y cinco mil cuatrocientos hombres. "Todos los reclutas del campamento de Efraín, según sus escuadrones, suman ciento ocho mil cien hombres, los cuales marcharán en tercer lugar. "Al norte, acamparán los que se agrupan bajo el estandarte del campamento de Dan, según sus escuadrones. Su jefe es Ajiezer hijo de Amisaday. Su ejército está integrado por sesenta y dos mil setecientos hombres. "A un lado de Dan acampará la tribu de Aser. Su jefe es Paguiel hijo de Ocrán. Su escuadrón está integrado por cuarenta y un mil quinientos hombres. "Al otro lado acampará la tribu de Neftalí. Su jefe es Ajirá hijo de Enán. Su escuadrón está integrado por cincuenta y tres mil cuatrocientos hombres. "Todos los reclutas del campamento de Dan, según sus escuadrones, suman ciento cincuenta y siete mil seiscientos hombres, los cuales marcharán en último lugar, según sus estandartes." Éstos son los israelitas reclutados de entre las familias patriarcales. El total de reclutas por escuadrones suma seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres. Pero los levitas no están incluidos con los demás israelitas, conforme a lo que el Señor le había mandado a Moisés. Los israelitas hicieron todo lo que el Señor le mandó a Moisés: acampaban bajo sus propios estandartes, y se ponían en marcha, según sus clanes y familias patriarcales.




Salmo 110:
Así dijo el Señor a mi Señor: "Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies." ¡Que el Señor extienda desde Sión el poder de tu cetro! ¡Domina tú en medio de tus enemigos! Tus tropas estarán dispuestas el día de la batalla, ordenadas en santa majestad. recibirás el rocío de tu juventud. El Señor ha jurado y no cambiará de parecer: "Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec." El Señor está a tu mano derecha; aplastará a los reyes en el día de su ira. Juzgará a las naciones y amontonará cadáveres; aplastará cabezas en toda la tierra. Beberá de un arroyo junto al camino, y por lo tanto cobrará nuevas fuerzas.




Proverbios 5:
Hijo mío, pon atención a mi sabiduría y presta oído a mi buen juicio, para que al hablar mantengas la discreción y retengas el conocimiento. De los labios de la adúltera fluye miel; su lengua es más suave que el aceite. Pero al fin resulta más amarga que la hiel y más cortante que una espada de dos filos. Sus pies descienden hasta la muerte; sus pasos van derecho al sepulcro. No toma ella en cuenta el camino de la vida; sus sendas son torcidas, y ella no lo reconoce. Pues bien, hijo mío, préstame atención y no te apartes de mis palabras. Aléjate de la adúltera; no te acerques a la puerta de su casa, para que no entregues a otros tu vigor, ni tus años a gente cruel; para que no sacies con tu fuerza a gente extraña, ni vayan a dar en casa ajena tus esfuerzos. Porque al final acabarás por llorar, cuando todo tu ser se haya consumido. Y dirás: "¡Cómo pude aborrecer la corrección! ¡Cómo pudo mi corazón despreciar la disciplina! No atendí a la voz de mis maestros, ni presté oído a mis instructores. Ahora estoy al borde de la ruina, en medio de toda la comunidad." Bebe el agua de tu propio pozo, el agua que fluye de tu propio manantial. ¿Habrán de derramarse tus fuentes por las calles y tus corrientes de aguas por las plazas públicas? Son tuyas, solamente tuyas, y no para que las compartas con extraños. ¡Bendita sea tu fuente! ¡Goza con la esposa de tu juventud! Es una gacela amorosa, es una cervatilla encantadora. ¡Que sus pechos te satisfagan siempre! ¡Que su amor te cautive todo el tiempo! ¿Por qué, hijo mío, dejarte cautivar por una adúltera? ¿Por qué abrazarte al pecho de la mujer ajena? Nuestros caminos están a la vista del Señor; él examina todas nuestras sendas. Al malvado lo atrapan sus malas obras; las cuerdas de su pecado lo aprisionan. Morirá por su falta de disciplina; perecerá por su gran insensatez.



El Libro de Efesios Capítulo 6 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS

CAPÍTULO 5
(64 d.C.)
MANDATOS


SED, pues, imitadores de Dios, como hijos amados (lo somos al obedecer la Palabra de Dios y cuando mantenemos nuestra Fe en la Cruz);
2 Y andad en amor (ordenen su norma de conducta dentro de la esfera del amor), como también Cristo nos amó (presenta al Apóstol pasando del Padre al Hijo como nuestro ejemplo), y se entregó a Sí Mismo por nosotros, Ofrenda y Sacrificio a Dios en Olor suave. (Cristo cumplió todas las Ofrendas simbólicas de Sangre del sistema Levítico [Heb. 10:8]. Él las cumplió cuando se hizo Ofrenda de pecado en la Cruz. El “Aroma fragante” describe el Sacrificio Expiatorio aceptado por Dios.)

PECADOS

3 Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a Santos;
4 Ni palabras deshonestas, ni necedades, ni groserías, que no convienen (nada característico): sino más bien acciones de gracias. (La protección de los Creyentes contra todos estos pecados es la Cruz de Cristo y la Cruz sola. Manteniendo la Cruz como el Objeto de la Fe garantiza la Victoria [Gál. 6:14], y por eso debemos siempre dar gracias a Dios.)

NO SEAN PARTICIPANTES

5 Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es servidor de ídolos, tiene herencia en el Reino de Cristo y de Dios. (¡Pablo está hablando a los Creyentes! Si la Cruz no es el Objeto de la Fe del Creyente, sino otra cosa, estos Pasajes nos dicen claramente que el Creyente estará en una posición de incredulidad y perderá su alma; la única respuesta para la “Ley del pecado y de la muerte” es la “Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús” [Rom. 8:2].)
6 Nadie os engañe con palabras vanas (cuando tratan de alejarlo de la Cruz): porque por estas cosas viene la Ira de Dios sobre los hijos de desobediencia (la Cruz sola detiene la Ira de Dios).
7 No seáis pues participantes con ellos. (Nunca abandone la Cruz, no importa cuan seductores parezcan las demás cosas.)

MANDATOS

8 Porque en otro tiempo erais tinieblas (todos los que no conocen a Cristo están en tinieblas espiritual), mas ahora (desde que han venido a Cristo) sois luz en el Señor (somos un reflejo de la Luz de Cristo): andad como hijos de Luz (ordenen su norma de conducta como corresponde):
9 (Porque el Fruto del Espíritu (Gál. 5:22-23) es en toda bondad y Justicia y Verdad;) (Expone los resultados finales del “Fruto del Espíritu.”)
10 Aprobando lo que es agradable al Señor (puesto a prueba, y la Cruz sola resistirá la prueba).
11 Y no comuniquéis con las obras infructuosas de las tinieblas (Las Escrituras enseñan la separación, pero no enseñan el aislamiento), sino más bien redargüidlas (hablar con claridad y osadía en contra de ellas).
12 Porque es vergonzoso aun hablar de lo que ellos hacen en oculto. (Los escritos de Pablo siempre recalcaban lo pecaminoso del pecado, pero nunca más evidente que aquí.)
13 Mas todas las cosas cuando son redargüidas, son manifestadas por la Luz (es sólo Cristo y la Cruz que pueden demostrar adecuadamente lo que es el pecado en la actualidad; ¡ésta es la razón por la cual la mayor parte de la Iglesia no les importa la Cruz!): porque la luz es la que manifiesta todo. (La Cruz sola manifiesta el pecado y todos sus efectos malignos.)
14 Por lo cual dice (Isa. 60:1), Despiértate, tú que duermes (el Apóstol está advirtiendo a los Cristianos que ellos deben quitarse la indiferencia y apatía), y levántate de los muertos (muertos a lo Espiritual), y te alumbrará Cristo. (Cristo derramará sobre ustedes la Luz de la Verdad Divina como el Sol refleja la luz al hombre que se está despertando del sueño.)
15 Por eso hay que tener mucho cuidado de cómo andéis (prestando mucha atención), no como necios (la persona que no se aprovecha de todo lo que Cristo le ofrece es un necio), mas como sabios (acérquese más al Señor),
16 Redimiendo el tiempo (aprovéchese de las oportunidades que se presentan), porque los días son malos. (La Cruz tiene que ser nuestro Fundamento. Sólo entonces podremos vencer el “mal,” y llevar a cabo lo que el Señor nos ha llamado a desempeñar.)
17 Por tanto, no seáis imprudentes (el tiempo es oro porque Dios nos ha dado sólo unos cuantos días para elegir lo que resultará en consecuencias Eternas), sino entendidos de cuál sea la Voluntad del Señor. (Lo podemos lograr si fijamos exclusivamente nuestra mirada en Cristo y la Cruz.)
18 Y no os embriaguéis de vino (controlado por bebidas alcohólicas, lo cual Pablo desea emplear como ejemplo), en lo cual hay disolución; mas sed llenos del Espíritu (controlado constantemente por el Espíritu, de momento en momento);
19 Hablando entre vosotros con Salmos y con Himnos y Canciones Espirituales (se refiere a la adoración con respecto a los cantos y el cantar), cantando y alabando al Señor en vuestros corazones (da aprobación al Espíritu Santo en cuanto a la música y los estilos de adoración que se comenzó en el Antiguo Testamento);
20 Dando gracias siempre de todo a Dios y el Padre (en todo lo que proviene de Dios) en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo (expresa en este Versículo la Fuente de todas las Bendiciones, y el medio por el cual estas Bendiciones han llegado a la raza humana también);
21 Sometiéndonos los unos a los otros (la sumisión espiritual correcta es siempre horizontal y nunca vertical con respecto a los Creyentes, dando a entender que hay que someterse uno al otro) en el temor de Dios (dando a entender que la sumisión vertical debe ser a Dios Solo, nunca al hombre).

LAS ESPOSAS

22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos (el Espíritu Santo, por medio del Apóstol, está refiriéndose al liderazgo espiritual de la familia), como al Señor. (Primeramente, la sumisión debe ser a Cristo como Señor y Maestro, y no al marido. Si se considerara la supremacía del marido, se hubiera expresado de otra forma, así dicen los Eruditos Griegos. Si la esposa se sometiera al Señor como ha de ser, ella se sometería a su marido con respecto al liderazgo espiritual como ha de ser, eso es si él conoce al Señor. Si él no conoce al Señor, tal sumisión no puede ser posible, como es obvio.)
23 Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es Cabeza de la Iglesia (sugiere que la obediencia que la esposa le presenta a su marido debe considerarse como obediencia a Cristo, lo cual ella puede hacer si su marido está obedeciendo al Señor): y siendo Él Mismo el Salvador del Cuerpo. (Se refiere al Señor siendo el Salvador de los Creyentes, quienes son los que componen la Iglesia. Aunque el marido no puede ser el Salvador de la esposa en términos de Redención, él puede ser el protector y proveedor.)
24 Así que, como la Iglesia está sujeta a Cristo (la Cabeza), así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. (Se presupone que el marido tiene la misma conducta de Cristo.)

LOS MARIDOS

25 Maridos, amad a vuestras mujeres (con un amor como el de Dios), así como Cristo amó a la Iglesia (presenta al calificador; si el marido se comportara como corresponde hacia su esposa, ella no tendría problema sometiéndose a él, ya que es su deber), y se entregó a Sí Mismo por ella (manifiesta el gran Sacrificio que caracteriza este tipo de Amor de Dios; la respuesta a los problemas matrimoniales no es asistir a seminarios sobre este tema, sino más bien que el marido y la esposa pongan su Fe y confianza totalmente en Cristo y lo que Él hizo en la Cruz por ellos; en otras palabras, la Cruz sola, se refiere a lo que Jesús hizo allí, es la respuesta);
26 Para santificarla y purificarla (el concepto de la presentación final de la Iglesia en Santidad perfecta en el Gran Día Venidero) en el lavamiento del agua por la Palabra (en realidad quiere decir que la “Palabra” limpia y purifica como el agua),
27 Para presentársela gloriosa para Sí (es Cristo Mismo Quien presenta a la Iglesia, y Él presentará a Sí Mismo), una Iglesia (hecho posible por la Cruz) que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante (lo que la Cruz sola puede hacer); sino que fuese Santa y sin mancha. (Es nuestra posición en Cristo, hecho posible por la Cruz.)
28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos (proclamada de esta manera porque “ellos son una sola carne,” así como lo dirá Pablo en el Versículo 31). El que ama a su mujer, a sí mismo se ama (la unidad de la unión Sagrada del matrimonio).
29 Porque ninguno aborreció jamás a su propia carne; antes la sustenta y la cuida, así como también Cristo a la Iglesia (el Espíritu Santo está usando la unión del marido y la esposa para simbolizar la unión de Cristo y la Iglesia):
30 Porque somos miembros de Su Cuerpo, de Su Carne y de Sus Huesos. (Somos la parte visible del Cuerpo del cual Él es la Cabeza, y por esta razón Él alimenta y cuida la Iglesia. “Su Carne” y “Sus Huesos” se refiere a la Encarnación, y la entrega de Sí Mismo en la Cruz, lo que hizo posible para nosotros llegar a ser parte de Él [Rom. 6:3-5].)
31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre (aunque de seguro él continúa amando a su padre y a su madre, su amor primordial es ahora para su esposa), y se allegará a su mujer, y serán los dos una sola carne. (Es la unión lo que simboliza a Cristo y la Iglesia.)
32 Este Misterio grande es (no había sido revelado): mas yo digo esto con respecto a Cristo y a la Iglesia. (Presenta el hecho espiritual de que un Creyente puede llegar a ser uno con Cristo como miembro de Su Cuerpo, simbolizado por la relación entre el marido y la esposa.)
33 Cada uno empero de vosotros de por sí, ame también a su mujer como a sí mismo (el marido debe amar a su esposa como parte integral de sí mismo, según el concepto Divino de la unión matrimonial); y la mujer reverencie a su marido. (Quiere decir reconocer y respetar su posición como líder espiritual de la familia. Si el marido o la esposa exige de su pareja lo que Cristo Solo puede suplir, lo que es la causa de la mayoría de los problemas matrimoniales, la presión se volverá intolerable. No existe ser humano que pueda satisfacer lo que Cristo Solo puede hacer.)


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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